sábado, 14 de mayo de 2011

¡UN EXTRAORDINARIO FESTEJO!

















Los maestros y maestras que, con amor y dedicación sí consagran su vida a enseñar a sus alumnos, desde las primeras letras, hasta los difíciles misterios de un doctorado.
ORACION DEL MAESTRO
Señor, ayúdame a entender a mis alumnos, a escuchar pacientemente lo que quieran preguntarme, y a responderles con amabilidad. Evítame interrumpirlos cuando ellos me hablen.
Ayúdame, Señor, a tener la suficiente capacidad para poder guiar a estos jovenes que me encomendaste. Hazme ser cortés para que ellos lo sean conmigo, a inculcarles estimación y aprecio entre compañeros. Dame valor para reconocer cuando me equivoque, y pedir perdón cuando cometa alguna falta.
Señor, impídeme que lastime los sentimientos de mis alumnos. Evítame satisfacer mi maldad ridiculizándolos delante de sus compañeros. A no criticarlos o burlarme de ellos con mis colegas maestros.
Señor, prohíbeme que me ría de sus errores, y que recurra a la afrenta y a la mofa como castigo. No permitas que los juzgue injustamente, sólo para satisfacer mi superioridad.
Ayúdame, Señor, cuando llegue malhumorado, a callarme. Hazme ciego ante los pequeños errores de mis alumnos y que mejor vea las cosas buenas que ellos pueden hacer.
Te ruego, Señor, me ayudes a orientarlos por el camino del bien, sobre todo con aquellos que necesitan más de mi atención. Dame fuerza, no permitas que pierda la calma, que les levante la voz. Ellos no tienen la culpa de mi falta de paciencia para tratarlos.
Socórreme, Señor, dame aplomo y entereza; a no desfallecer para sacarlos adelante, a motivarlos, a ayudarlos a encontrar lo mejor en ellos mismos y que algún día puedan ser un ejemplo a seguir.
Ayúdame, Señor, para que en lugar de reprenderlos, pueda contestarles lo mejor posible, porque bien sé que en la manera que yo los trate, ellos me van a responder.
Señor, cuando tenga que reprenderlos, que no los castigue solamente para saciar mi egoísmo. Hazme considerado y sociable, justo y ecuánime.
Te agradezco, Señor, la oportunidad que me das de demostrarte que mi profesión es muy parecida a la de Tu Hijo, Maestro, y quiero imitarlo, ser un ejemplo para mis niños, como Tu Hijo lo ha sabido ser para nosotros.

Gracias, Señor.



¡FELICIDADES!

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