lunes, 13 de septiembre de 2010

LA SANGRE QUE SE DERRAMO CON SENTIDO


Este episodio de la Historia de México ocurre siendo presidente de México Antonio López de Santa Anna, durante el cual el presidente de Estados Unidos de Norteamérica James Polk declara la guera contra México. La guerra fue declarada con fines expansionistas, ya que pretendían apoderarse de las provincias mexicanas de Alta California, Nuevo México y, en caso conveniente, de Chihuahua.
Durante el tiempo que duró la guerra (del 8 de marzo de 1846 al 30 de mayo de 1848), en México reinaba la anarquía: en ese periodo hubo siete presidentes y sólo siete de los 19 estados que en esa época formaban la federación mexicana participaron en la defensa de la soberanía nacional.
El ejército de los Estados Unidos de América había invadido a la República Méxicana en el episodio conocido como Guerra del 47, so pretexto de violaciones territoriales en la zona de Texas que pertenecía a México desde época de la Colonia. Una parte del ejército norteamericano atacaba por el norte del país y otro contigente estadounidense había desembarcado en el puerto de Veracruz y avanzaba hacia la capital mexicana.
En aquel entonces, en el Cerro de Chapultepec se encontraban las instalaciones del Colegio Militar. Al estar situado en un punto prominente en el Valle de México, era una de las últimas defensas militares que restaban. Dentro de este episodio los "Niños Héroes de Chapultepec" que no eran otra cosa que jóvenes cadetes e instructores que se encontraban de guardia en el Castillo de Chapultepec tomaron las armas frente a los estadounidenses.
Las edades de los cadetes oscilaban entre los 14 y 18 años; los instructores Oficiales a cargo tenían un poco más de edad, pero seguían siendo muy jóvenes en comparación de otras experimentadas autoridades militares. El resto de la tropa de primera línea se encontraba muy reducida pues habían sido desplazados hacia varios puntos de defensa alrededor de la Ciudad de México y una gran parte del ejército regular organizado ya había sido derrotado por en el norte del país.
La historia oficial mexicana recuerda en particular a seis de esos jóvenes que perdieron la vida en el combate, ya que lo hicieron con un alto grado de heroísmo y honor. A estos jóvenes cadetes se les llama Niños Héroes de Chapultepec. Sus nombres: Juan de la Barrera, Francisco Márquez, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca, Agustín Melgar, y Juan Escutia.
Cuentan que cuando todo había acabado un oficial norteamericano observando el rostro de los cadetes muertos, dijo lleno de sorpresa: "¡Pero si son apenas unos niños!". Dando origen a la expresión "Los niños héroes".
La batalla en Chapultepec comenzó con un intenso bombardeo de artillería, ocasionando graves estragos al edificio y a la infantería que lo defendía, que poco pudo hacer ante el alcance de los cañones. La defensa de Chapultepec estuvo el mando del general Nicolás Bravo, quien disponía de 200 cadetes del Colegio Militar y 632 soldados del Batallón de San Blas, al mando del teniente coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, además, Antonio López de Santa Anna llevó al pie del cerro a 450 hombres.
Derrotado el batallón de San Blas, los norteamericanos atacaron por el poniente y el sur del Colegio Militar, donde fueron detenidos durante algunas horas por los cadetes; pero más tarde las divisiones de Quitman y Pillow lograron escalar el Castillo. En el interior del inmueble la lucha fue cuerpo a cuerpo; finalmente, la heroica resistencia de sus defensores cedió ante la superioridad numérica y material de los norteamericanos quienes tomaron el edificio e hicieron prisioneros al general Nicolás Bravo, Mariano Monterde –director del Colegio– y varios alumnos sobrevivientes.
Después de ser ocupada la Ciudad de México, el 2 de febrero de 1848, en la sacristía de la Basílica de Guadalupe fue firmado el convenio con el que se dio fin a la guerra. Con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, México perdió gran parte de su territorio. Reconocía al Río Bravo como límite meridional de Texas; además, cedía a los Estados Unidos norteamericanos los territorios de Nuevo México y Alta California. Por su parte, el gobierno norteamericano se comprometía a pagar las reclamaciones de sus ciudadanos contra México, a no exigir compensaciones por los gastos de guerra y a pagar 15 millones de pesos por los territorios cedidos.

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